jueves, 19 de febrero de 2009

Internet, vía de escape para la ilegalidad


Gracias al ya conocido presunto asesinato de Marta del Castillo, las redes sociales, como Tuenti, están en el punto de mira, tanto de las autoridades del estado como de todos los padres y madres de adolescentes del país.

Dejando de lado el desafortunado suceso que, por ahora, no comentaré; me gustaría comentar las críticas que este tipo de páginas está recibiendo a raíz de este.

En primer lugar explicaré, a grandes rasgos, que es una red social (o, como la veo yo). Una red social no es más que una especie de “club virtual”, en el cual, dependiendo de las características de la página, puedes formar parte, más o menos fácilmente. Dentro de este club, crearás tu propia “página”, en la que podrás añadir tu información privada, tanta como te interese, además de fotos, videos y documentos. El nivel de privacidad de tu “página” también lo decides tú (este puede ser, desde permitir que lo lea cualquier persona, hasta que nada más puedan acceder a ellas las personas que han sido agregadas como amigos). Por lo que he podido leer, en España, las 2 páginas de este tipo más utilizadas, son Tuenti y Facebook.

Los problemas, surgen a causa de la existencia de imágenes de menores en la red. Según Facebook, un menor de 13 años no puede registrarse en su red, y a partir de los 13 hasta los 18 se le recomienda que lo consulte con sus padres. En el caso de Tuenti, el reglamento es similar, pero en lugar de 13 es 14 la edad mínima para poder registrarse en la web. Si tenemos en cuenta la facilidad con la que se pueden falsificar datos en internet, una niña de 12 años puede perfectamente crear una cuenta en una de estas web sin ni siquiera comunicárselo a sus padres.

Bajo mi punto de vista, la responsabilidad de que estas cosas sucedan no debería recaer solamente en estas web, sería demasiado sencillo. Como en la mayoría de problemas que suceden en referencia a los menores de edad, la clave está en el entorno, en la sociedad. Y, deberíamos recordar que la sociedad somos todos. Es decir, somos todos los que tenemos que preocuparnos, porque nuestros adolescentes tengan tantas libertades en sus manos, y que no sean lo suficiente maduros como para responsabilizarse de las consecuencias que estas conllevan; somos nosotros los que deberíamos integrar algo más de legalidad dentro del inmenso mundo cibernético; y, somos nosotros los que deberíamos de reflexionar sobre hasta qué punto ha llegado nuestra sociedad, que un/a niñ@ de 12 años puede perfectamente chatear y quedar con un desconocido/a en el parque, sin que sus padres sospechen lo más mínimo.

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